CCTV

Un sistema de circuito cerrado de televisión (CCTV) es un mecanismo de seguridad que dispone de elementos o subsistemas de captación (cámaras), de reproducción (monitores), de grabación (videos), de transmisión (cableado), de sensorización (sensores de movimiento, de condiciones ambientales, de fuego…) y de control (rotores de cámaras, switchers…). Estos sistemas constituyen un elemento muy importante a considerar en casi cualquier instalación de seguridad, ya que permiten obtener imágenes de buena calidad (diurnas y nocturnas), proporcionando un elevado nivel de control (por ejemplo en procesos industriales), incrementando la seguridad (como medida disuasoria) y permitiendo obtener evidencias fiables de forma sencilla y efectiva, por ejemplo ante incidentes graves.

Las ventajas de utilizar la videovigilancia son muchas, desde la protección de vidas humanas o activos de todo tipo hasta el control de zonas donde se realizan trabajos peligrosos. No obstante, estos mecanismos de seguridad (como cualquier otro) tienen contraprestaciones que es necesario evaluar a la hora de implantarlos; sin duda, el tema más espinoso es legal, y se deriva de la protección de datos de carácter personal, en especial en aquellas instalaciones donde sea necesario disponer de cámaras en el exterior de las instalaciones.

En el ámbito estricto de la seguridad física, la videovigilancia mediante CCTV presenta dos problemas importantes; el primero de ellos, en aquellos casos en los que se captan imágenes de forma permanente y en gran volumen, es la limitación en la capacidad de reacción ante incidentes, por una cuestión de volumen. Si pensamos en las horas de imágenes de cajeros que cualquier banco puede tener a diario, en la dificultad para detectar automáticamente ciertas activides anómalas en dichos cajeros (es muy dificil, con un programa de procesamiento de imagen, determinar si alguien saca dinero de forma legítima o está poniendo un lazo libanés), y en la imposibilidad de analizar por parte de un humano dichas imágenes, podemos hacernos una idea de esta limitación a la que hacíamos referencia (en la práctica, las imágenes de cajeros obviamente no se visualizan salvo problemas detectados por otros medios, y si no los ha habido, se destruyen pasada una semana desde la grabación).

El segundo problema importante en temas de CCTV suele producirse por la dependencia en un vigilante de seguridad para el control de las cámaras, un vigilante que obviamente puede o no ser efectivo y reaccionar a tiempo; esta dependencia se produce especialmente en horarios de mínimos, cuando el número de personas “visualizando” imágenes es más reducido, en ocasiones demasiado, y podemos no detectar un problema simplemente porque el encargado de ver las imágenes se ha levantado a por un café.

Finalmente, es necesario indicar que los sistemas clásicos de CCTV se están sustituyendo en algunas organizaciones por sistemas de cámaras web, mucho más económicas, pero también con mayores problemas de seguridad; se trata de cámaras con conexión TCP/IP, e incluso accesibles en ocasiones desde Internet (por una mala configuración, un descuido, o simplemente por desinterés), que pueden comprometer gravemente nuestra seguridad a todos los niveles: legal, físico, lógico… Como siempre, es necesario estar muy al tanto de las amenazas que este tipo de cámaras introducen en nuestra organización, garantizando que un elemento que debe incrementar nuestra seguridad no acaba rompiéndola por completo. Y para muestra, un botón: si os aburrís, buscad “index of /webcam” en Google.