Personalidades enredadas

dimHasta hace poco, se preocupaban por su identidad pública sólo los personajes públicos: artistas, políticos, celebridades en general, disponen muchas veces de sus asesores de imagen, sus relaciones públicas, puestos cuya responsabilidad incluye cuidar de la imagen de sus clientes, asegurándose la construcción de un “personaje” que sirva a los fines económicos o al ego de la persona.

No tengo muy claro si, con la proliferación de famosos, el negocio de los asesores ha aumentado o simplemente se las arreglan por sí mismos, pero esto de la identidad pública sigue sin afectar a la mayoría de las personas “normales”, porque nos relacionamos con personas en nuestro entorno físico más próximo y controlamos bastante bien quién tiene acceso a qué información sobre nosotros y qué cara queremos poner ante diferentes personas y en diferentes entornos.

Pero el mundo digital es diferente. Poco a poco, nos estamos construyendo una identidad en la red. Participamos en redes sociales como Facebook, Linkedin o Xing, donde tenemos perfiles públicos y privados. Aparecemos en noticias en medios cuando participamos en algún evento, aunque solo sea en los sitios Web de la organización. Nuestras multas se publican en el boletín de nuestra provincia. ¿Pertenecemos a alguna asociación? ¿Hemos escrito algún artículo? ¿Participado en un foro de nuestra especialidad? Todo ello deja huella en la red y, una vez allí, es muy probable que permanezca durante años, aun en contra de nuestros deseos. Y las nuevas generaciones lo van a tener más crudo, ya que han empezado a tener presencia digital desde bien jóvenes.

Y no tenemos demasiado control sobre toda esa información. Ni planificamos el contenido, ni le prestamos demasiada atención, dejando aparte el puntito de narcisismo que nos hace “googlear” nuestro nombre de vez en cuando.

Sin embargo, esta información construye un perfil en la red que, cada vez más frecuentemente, es consultado por otras personas. Empieza a ser una práctica común buscar información sobre un candidato a un puesto de trabajo o una posible relación personal. ¿Deberíamos empezar a preocuparnos de ese perfil? ¿Qué impacto puede tener una información inapropiada sobre nuestra persona en nuestras relaciones profesionales o en la marcha de nuestro negocio? Puesto que, en mi opinión, es inevitable tener una identidad digital, ¿no debemos ser conscientes de ella y empezar a cuidarla?

(Al respecto, son interesantes los libros de Daniel J. Solove, publicados gratuitamente y que ya hemos mencionado en alguna otra ocasión: The digital person. Technology and privacy in the information age, y The future of reputation: gossip, rumor and privacy on the internet).

(Imagen por FredCavazza.net)

Comments

  1. Francisco Benet says

    Me ha gustado mucho el post, incluso me hubiera gustado saber más cosas de ciertas webs que empiezan a proliferar y que te ‘buscan’ a una persona en la red.

    Perfecto.