Seguridad sectorial (VII): hoteles

Dentro de la serie dedicada a seguridad sectorial, vamos a tratar hoy brevemente aspectos de seguridad en hoteles y establecimientos similares. El principal reto al que nos enfrentamos al hablar de seguridad en hoteles es el propio negocio del sector: la continua fluctuación de viajeros que entran, salen o se alojan en el hotel, 24 horas al día y 365 días al año. Este enorme trasiego de personas define unas amenazas características a la seguridad hotelera: por un lado, las que afectan a la integridad de las personas que hay en el hotel (tanto huéspedes como trabajadores), y por otro las que afectan a la información asociada a los viajeros: protección de datos de carácter personal, medidas antiterroristas… No hablaremos de otra amenaza común, pero aparentemente asumida por todas las cadenas hoteleras: el hurto de pequeños objetos (toallas, pilas, ceniceros…) en la habitaciones por parte de los propios huéspedes.

Desde el punto de vista de las amenazas contra la integridad de las personas, sin duda en los hoteles la principal de ellas es el incendio; si en cualquier ubicación un incendio es preocupante, lo es más todavía en los hoteles, debido a tres características de estos centros: el desconocimiento por parte de los huéspedes de las instalaciones y vías de evacuación, la cantidad de personas que puede haber durmiendo en el momento de producirse un incendio y, por último, las dimensiones globales del hotel y por tanto la cantidad de personas en su interior. Para minimizar riesgos relativos a incendios, en todos los hoteles existen vías de evacuación diseñadas y señalizadas según normativa, así como indicaciones de las mismas en las habitaciones del hotel. Es más que recomendable, al llegar a la habitación, pegarle un vistazo a estas indicaciones y hacernos una idea de qué deberíamos hacer en caso de incendio; como se suele decir, nunca pasa nada, pero cuando pasa es el peor momento para ponernos a leer las indicaciones, buscar las salidas de emergencia, etc.

En lo que respecta a la información de los viajeros, sin duda lo más llamativo del sector es el libro registro y los datos enviados diariamente a las FFCCSE para detectar posibles fugados, terroristas, etc. Todos los hoteles (además de hostales, campings…) están obligados a mantener un libro registro de viajeros, por el decreto Decreto 1513/1959 de 18 de agosto, a rellenar una ficha con los datos de cada viajero mayor de 16 años que se aloje en el hotel (manteniendo dichas fichas para su posterior consulta por parte de la Policía, si así se requiriera) y a enviar el parte de viajeros, dentro de las 24 horas siguientes al hospedaje, a las FFCCSE (habitualmente, Cuerpo Nacional de Policía). Obviamente, este envío se puede realizar a la antigua usanza (imprimimos los partes, o los rellenamos a mano, y nos los llevamos a la comisaría más cercana) o, más adecuado al S.XXI, a través de una página web del CNP habilitada a tal efecto (https://w3.policia.es/). Al menos en teoría, la Policía debe revisar esta información y, si se encuentra alojada en el hotel alguna persona en busca y captura, actuar en consecuencia; hay muchas leyendas en torno a estas actuaciones, pero lo cierto es que quien tenga la desgracia de llamarse como un terrorista, un fugado o un mafioso, por poner unos ejemplos, puede llevarse más de un susto cuando se encuentra durmiendo en el hotel…

Sin entrar en temas de este nivel, pero también referente a los problemas relativos a la información de los viajeros, nos encontramos la protección de datos de carácter personal que debe realizarse en el hotel, al igual que en cualquier otro centro, pero con un condicionante: los hoteles son lugares en los que son habituales encuentros “secretos”, no tanto para tratar temas ilegales, sino para cerrar acuerdos comerciales, políticos, citas sentimentales -con una pareja que no es la habitual-, etc. Aunque cualquier hotel tiene una política de seguridad que comprende, entre otros aspectos, la protección de los datos de sus clientes, y por supuesto ningún empleado nos va a revelar el nombre de los huéspedes del hotel, en la práctica no resulta difícil, mediante técnicas de ingeniería social, conseguir ciertos datos que, sin ser especialmente relevantes, si pueden determinar aspectos útiles para alguien que quiera conocer ciertas actividades de sus socios, competidores, empleados o parejas… “Soy fulanito de tal, quería hacer una reserva. Estuve alojado allí en septiembre, no recuerdo la fecha…”. “Sí, señor de tal, aquí lo tengo. Efectivamente, fue en septiembre, en concreto el 24…”. O “No, en septiembre no estuvo aquí, su última estancia es de marzo…”. En fin, historias truculentas, propias en algunos casos del periodismo rosa más que de la seguridad :)