Pulgarcito y las migas digitales

Cada vez es más frecuente registrar y publicar en las redes sociales lo que uno hace en su día a día, llegando a unos niveles que, desde mi punto de vista, son a la par ridículos e innecesarios. Es una tendencia en auge y siendo cauto no diré “de este agua no beberé” pero, todo sea dicho, hasta el momento no me ha supuesto ningún esfuerzo mantenerme al margen.

Con este artículo iniciamos una serie de entradas para comentar cuestiones relacionadas directa o indirectamente con el registro que dejamos en la red sobre nuestras vidas. Concretamente, dedicaremos esta primera entrada a presentar el tema y abrir un debate sobre lo oportuno / conveniente de estas prácticas.

Podemos pensar que existe una relación directa entre los avances tecnológicos y los hábitos de comportamiento que adopta la sociedad. En el caso particular que nos ocupa (el registro y publicación de nuestras vidas en la red), la evolución de las redes sociales así como la evolución de los dispositivos móviles han sido los factores clave. Cada vez es más sencillo, cómodo y fácil compartir tu vida a través de la red.

En la actualidad sólo necesitamos una conexión de datos y un smartphone para poder registrar cada paso que damos, como si fuéramos “pulgarcitos” con miedo a perdernos. En este caso, el pulgarcito de la era digital, en lugar de migas de pan va dejando un rastro de tweets, fotos de Instagram, registros de ubicación GPS, etc. Saben a qué me refiero, ¿verdad?. Permítanme compartir con ustedes, a modo de ejemplo, una aventura que mi amigo pulgarcito vivió recientemente:

Imagino que el ejemplo resultará más o menos familiar en función de la edad que tenga el lector, o mejor dicho, la edad que tengan los contactos del lector. Mi experiencia personal me dice que las personas cuya edad está comprendida entre 20 y 30 años son los más dados a este tipo de hábitos. Por otra parte, veo este comportamiento poco usual en personas que superen los 35 años.

En mi opinión, tal y como dejaba ver en la introducción del artículo, esta extrovertida puesta en escena me parece excesiva. Al respecto, cabe señalar que en todo momento estamos considerando que es la propia persona quien decide publicar su información personal. Si esta información fuera recabada sin nuestro consentimiento tendría graves repercusiones desde el punto de vista de la privacidad.

Por otra parte, opino que cada uno es libre de compartir con quien desee lo que considere oportuno y, siempre que con esta actitud no se perjudique a nadie, me parecerá completamente respetable. Sin embargo, y que nadie se sienta ofendido, admito que me resulta un tanto molesto tener a un compañero “enganchado” al smartphone cuando has quedado para tomar una café, unas cañas o lo que se tercie, pero eso ya es otro tema.

Ahora les pregunto, ¿qué les parece a ustedes está tendencia? No me considero especialmente paranoico en relación a la privacidad y tampoco creo que esté desfasado en lo que a tendencias se refiere, pero si publicar lo que haces cada 30 minutos ha pasado a ser algo “normal” voy a tener que actualizar mi sentido común porque se ha quedado obsoleto.

Dejamos para la próxima entrega las novedades relativas a los dispositivos móviles para la captación de imagen, sonido y vídeo (GoPro, Memoto, Google glass, etc.). Así como otros dispositivos que permiten registrar nuestro “Yo cuantificado” (Fitbit, Fuelband, FitBug orb, etc.).

Por último, nos despedimos mostrando un pequeño anticipo sobre el resto de la serie. Se trata de una imagen cedida por un compañero en la que podemos apreciar los desplazamientos que ha realizado durante un mes (tracking de Google Latitude). Díganme, ¿creen que con estos avances se hubiera perdido pulgarcito?

Un saludo.

Nota: las referencias a la cuenta de usuario “@pulgarcito” de Twitter incluidas en el presente artículo son ficticias y en ningún momento hacen referencia a sus homónimas reales (si es que existen). Cualquier similitud es pura coincidencia.

[Sobre Samuel Segarra]

Comments

  1. Fernando Seco says

    Más de uno debería reflexionar…

  2. Completamente de acuerdo: ridículo e innecesario.
    Y aún añadiría excesivo e inadecuado.

  3. Ya lo decía Forrest Gump, tonto es el que hace tonterías…

  4. No nos engañemos, las redes sociales son precisamente para esto, y la gente decide usarlas en la medida en que ello les llene.

    Aunque el post habla sobre la información personal que se publica, me parece curiosa la convención social que hay sobre estas publicaciones: si pones una foto de tus pies descalzos con el mar de fondo eres un garrulo atrapado a facebook, y como subas la foto de un cafe o un postre que te vas a comer te linchan virtualmente, peeeeeero, parece que si subes los kilometros que has hecho cada día corriendo, o si enseñas los cupcakes divinos de la muerte que has cocinado y decorado, eso es guay y no hay frikismo o rechazo social por ningún lado.

    Y no digo nada de quienes en vez de poner la foto de la “horchata con fartons” publican twitts del estilo: “Toda la tarde fuzeando puertos bindeados con Meterpreter-pro desde un solaris corriendo sobre el firmware de la lavadora”.

    Cada uno comparte lo que le motiva en la medida que le motiva, pero no medimos a todos con la misma barra de medir.

  5. Donde dije barra, era vara…

  6. Buenas tardes Adrián.

    Me gustaría hacer una pequeña puntualización respecto a tu comentario. Concretamente en lo referente a tu primera frase (“[…] las redes sociales son precisamente para esto […]”).

    Desconozco cuál fue el objetivo inicial de las redes sociales pero actualmente cubren funciones que van mucho más allá de ser un “diario digital” en el que registrar cada una de las cosas que haces en el día a día. Por ejemplo, las redes sociales permiten que los pequeños establecimientos puedan tener su espacio en internet sin tener que recurrir a una página web “al uso”, sirven como punto de encuentro para quienes comparten hobbies, son una fuente de noticias (si te unes a los grupos adecuados), son la sede virtual de asociaciones como grupos de música, equipos deportivos, etc.

    Por otra parte, estoy de acuerdo contigo cuando dices que es la gente quien decide cómo usarlas y para qué. Ahora bien, tal y como indicaba en la entrada, hay determinadas prácticas que me parecen poco prudentes y que no recomendaría.

    Un saludo,

    Samuel.

  7. Visto el proceder de pulgarcito me siento un poco identificado. Recientemente he compartido una imagen de mi tarjeta de crédito en twitter, para que todos vean lo chula que queda la foto que me han puesto. Y si luego me suplantan. ¿Me puedo quejar? Y si no conviene la actitud de pulgarcito, ¿para qué quiero yo el twitter? Yo las noticias las veo en la tele a la hora de comer…

  8. Toni Grimaltos says

    No se si se deberia o no reflexionar, pero el uso (o el abuso) que se hace de estas tecnologías, a veces asusta. Recordad el patio del colegio…. cuando el gordito (yo) padecia la iras de algun que otro gilipo…. (el matón) y aguantabas y te peleabas, lo que lo hacia soportable es que sabias que “30 minutos, menos los 10 que usabas para comerte el bocadillo, el suplicio podia durar unos 20 minutos”, ademas contabas con la ventaja de que a veces llovia, otras el matón estaba enfermo o castigado sin recreo, y otras estabas tú enfermo o castigado sin recreo….

    Ahora con el watssapp, twiter, facebook…. la tortura se hace interminable (de dia, de noche, en clase, fuera de clase, sábados, domingos…., y si te descuidas, el número de acosadores crece exponencialmente.

    ¿Pero qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?

  9. Hola Toni.

    En esta entrada tratábamos de reflejar una tendencia en la que es el propio interesado quien decide publicar información personal, más allá de otras prácticas relacionadas con el acoso (o ciberacoso).

    En cualquier caso, considero que lo que comentas es un tema muy serio y complejo de solucionar. En alguna ocasión hemos hablado de ello. Quizás te resulte interesante la siguiente entrada:

    https://www.securityartwork.es/2013/02/18/del-cotilleo-al-ciberacoso/

    Un saludo y gracias por tu aportación.

    Samuel.

  10. Buenas Samuel,

    Muy interesante la información y viene muy al caso, porque actualmente estamos rizando el rizo con los tuiteos, whasapeos y demás “eos” xD

    Bromas aparte, mi visión personal del tema es que, aunque pueda compartir ciertas fotos (de momentos, hobbies o vacaciones) me preocupo de no ser ni pesado ni inconsciente, además tengo restringido mi perfil lo más que puedo sin que resulte inútil porque podemos pasar a indicar nuestra forma de vida completa a los demás.

    No todo el mundo actua con buena fé, por tanto, cuanto más sepan de nosotros en un medio público, peor.

    Informaciones excesivas como la del ejemplo, unidas con datos filtrados como los desplazamientos calculados por Latitude que aparecen al final, podrían llegar a generar consecuencias inesperadas. Espero la siguiente entrega,

    Saludos