Google Glass: ¿estamos preparados?

Hace un tiempo leí este artículo del Washington Post en el que se hablaba sobre el funcionamiento de las Google Glass y las dudas que habían surgido en cuanto a su impacto en la privacidad de sus usuarios y de las personas que les rodean.

Este artículo me hizo plantearme si nuestra sociedad está preparada para utilizar en su día a día un dispositivo de estas características y si es consciente de las consecuencias que puede tener usarlo. No estoy hablando únicamente de las reacciones que las personas puedan tener frente a un usuario de Google Glass sino si nuestras leyes están preparadas para afrontar los posibles escenarios que puedan darse y actuar correctamente.

Durante estos últimos meses, Google ha vendido una cantidad limitada de su prototipo a desarrolladores e ingenieros con el fin de testearlas y empezar a perfilar la que será su versión comercial, y acto seguido, empezaron a producirse situaciones complicadas e incómodas para sus usuarios, como por ejemplo: una persona fue agredida por usarlas en un espacio público, otra fue expulsada de un cine por entrar con ellas puestas.

Y es que uno de los principales problemas de este dispositivo, es que las personas que están alrededor de un usuario de Google Glass no pueden estar seguras al 100% de lo que esta persona está haciendo con ellas. ¿Cómo podemos saber si están grabando nuestra conversación? ¿O publicando una foto o un vídeo que nos acaban de hacer sin nuestro consentimiento? ¿O grabando el pin que acabo de teclear en el cajero de mi banco para sacar dinero? Está claro que todas estas acciones ya pueden llevarse a cabo hoy en día con otros dispositivos, como los smartphones, pero de una forma mucho más obvia y detectable para las personas que son observadas.

El funcionamiento predeterminado de Google Glass hace que cuando el dispositivo se active para realizar una acción, se ilumine la pantalla, y además, el usuario debe decir el comando de voz correspondiente o realizar las acciones necesarias con el touchpad, pero ¿y si el dispositivo ha sido reprogramado para que actúe de otra forma menos detectable? Google ha publicado una serie de APIs que permiten desarrollar apps para Google Glass o Glassware, pero que a su vez y teniendo los conocimientos necesarios, también pueden permitir modificar el comportamiento predeterminado de estas, o lo que es lo mismo, hackearlas. Ya se ha publicado información sobre usos alternativos a los programados oficialmente por Google, como por ejemplo, reprogramar el dispositivo para que permita el reconocimiento facial o la posibilidad de hacer fotos mediante el guiño de un ojo, en lugar de usar el comando de voz o el touchpad. De igual manera, si un dispositivo es hackeado, el atacante puede ejecutar acciones sobre el dispositivo y obtener información en tiempo real sobre el usuario legítimo. Todas estas modificaciones realizadas en unas Google Glass, pasarían desapercibidas para las personas que rodean al usuario de Google Glass y algunas de ellas, incluso para el propio usuario.

Ahora mismo este tipo de hacking se está haciendo con el consentimiento (o por lo menos conocimiento) de Google, ya que están en la fase de testeo, y parte de esta fase consiste en solucionar las vulnerabilidades que se encuentren en el prototipo y mejorar el software, pero no es difícil imaginar las posibilidades que tiene este dispositivo cuando sea comercializado y usado a nivel mundial.
En un futuro, las aplicaciones que este tipo de dispositivos pueden tener en servicios como seguridad vial y ciudadana, ambulancias, extinción de incendios, mejora en la calidad de vida de personas con deficiencias auditivas o visuales, entre otras muchas, pueden llegar a tener un gran impacto en la sociedad en general. Considero que sería necesaria e indispensable una campaña de concienciación y educación ciudadana entorno a lo que ya se conoce como el “Wearable Tech Market” y que la legislación debe actualizarse y evolucionar en consecuencia. Pero hoy por hoy, ¿estamos preparados?

Comments

  1. Buena reflexión. Comparto tu preocupación al respecto, ya que es un tema que afecta a los que están alrededor de estos aparatos. Entiendo perfectamente que se den situaciones en las que creen malestar. Como dices, es hora de legislar sobre la materia.