Las cosas claras

Recordarán que, tras la divulgación de las revelaciones de Edward Snowden en relación con las actividades de la NSA, y las diferentes evidencias que comenzaron a surgir en relación con la monitorización y el análisis de la actividad en la red de los ciudadanos del mundo en general y el espionaje dirigido de cerca de dos tercios de los líderes mundiales, a la administración nortemericana no le quedó más remedio que entonar el ya famoso: “Lo siento, me equivoqué. No lo volveré a hacer más”.

Que está muy bien, pero que no es suficiente. De pequeñito me enseñaron que la secuencia era algo así como examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de enmienda y cumplir la penitencia. En este caso se ha limitado al propósito de enmienda y poco más. Alguna propuesta de iniciativa legislativa, algún posicionamiento de cara a la galería, y no mucho más. Aquí paz y después gloria.

Supongo que estarán al tanto de la noticia. USA acusa formalmente de ciberespionaje industrial a cinco militares chinos. Nada nuevo que no sepamos. Todos sabemos a qué juega China. Pero como todos sabemos también, en esto de la ciberguerra no hay ni buenos ni malos, pues el que no corre vuela.

Lo que me ha llamado la atención es la rotundidad y diligencia con la que se está tratando el tema. Ha habido una reacción airada de la administración norteamericana con protesta oficial y acusación formal incluida, y se están tomando medidas inmediatas de respuesta.

Porque claro, aquí no se están vulnerando los derechos de privacidad de las personas. Aquí se trata de intereses empresariales, intereses estratégicos y de defensa. Con la iglesia hemos topado, amigo Sancho.

Recapitulemos. Quien antes se consideraba con derecho, en defensa de su seguridad nacional, a espiar a los ciudadanos de todo el mundo, ahora reacciona airadamente y clama al cielo porque otro está haciendo lo mismo, sólo que ahora contra sus intereses económicos y empresariales.

Quiero dejar muy claro que no estoy defendiendo el derecho de China a llevar a cabo estas prácticas, ni mucho menos. Además, sabemos que no se dedican a esto desde hace poco. Son pioneros en temas de ciberespionaje y ciberguerra. Pero a la vez, creo que ha quedado meridianamente claro cuáles son las prioridades en materia de ciberdefensa, y qué intereses prevalecen sobre qué derechos.