(Puedes consultar todas las partes de esta serie en los siguientes enlaces: 1. Apagón, 2. Esto no puede estar pasando, 3. Silencio sepulcral, 4. La hora de la verdad, 5. Daños colaterales, 6. La verdad está ahí fuera, 7. Lo que sabemos que no sabemos, 8. De vuelta al mundo real, 9. Conclusiones. Esperamos que hayan disfrutado con ella tanto como nosotros escribiéndola y publicándola).
Madrid, 20 de Marzo de 2017 – 18:20h
Una emergencia de estas características requiere de la formación del CES (Comité Especializado de Situación), un conjunto de expertos y altos cargos tanto de ministerios como del DSN y el CNI (Centro Nacional de Inteligencia). Afortunadamente (si así podemos decirlo), el CES está ya reunido, tratando la crisis internacional con Marruelia.
A pesar de la gravedad de la crisis, un fallo simultáneo tanto de telecomunicaciones como de suministro eléctrico no es baladí: el área metropolitana de Zaragoza engloba a más de 800.000 personas, lo que puede causar una emergencia nacional de carácter grave.
El CES decide encargar la respuesta inicial a la UME (Unidad Militar de Emergencias), cuyo cuarto BIEM (Batallón de Intervención de Emergencias) se encuentra ubicado en la base aérea de Zaragoza. A los pocos minutos el mando de la UME informa de que no ha sido posible contactar vía SIMGE (Sistema Integrado Militar de Gestión de Emergencias) con el BIEM IV. Tampoco han funcionado las alternativas convencionales (telefonía fija, móvil y radio).