Corea del Norte ha sido, desde 1953, un país conocido por su hermetismo. Se ha sabido que ni los ciudadanos que pueden acceder a la electricidad tienen acceso a Internet. Podemos suponer bastante acertadamente el porqué de esta prohibición. En el país norteño de la península se dispone de una intranet llamada “Kwangmyong”, que, obviamente, es monitorizada por el gobierno. Hace no mucho, incluso, se supo por una filtración del DNS del dominio .kp que éste sólo disponía de 28 sitios web. Se supone, además, que sólo 3 millones de los 25 que hay de habitantes usan smartphones.
Sin embargo, a pesar del aparente “retraso tecnológico” que se percibe, se conoce que el gobierno invierte una tercera parte de sus presupuestos en el ejército, y de esa cantidad, un 10-20% va a la unidad de informática.
El gobierno hace una buena tarea de “ojeador”, atrayendo a los mejores informáticos de la universidad de Pyeongyang y añadiéndolos entre sus filas. Es un trabajo privilegiado cargado de honor que, además, les asegura una vida de comodidad a cambio.