De un tiempo a esta parte, tenemos un nuevo campeón indiscutible dominando en el universo del malware. En un principio, parecía que sería como cualquier otro virus o troyano a los que ya estamos acostumbrados, pero hemos ido viendo como su poder y popularidad ha ido creciendo de manera exponencial con el paso del tiempo. Hablamos del ya famoso ransomware. Fíjense si es famoso que hasta tiene un papel muy relevante en un capítulo de la última temporada de una conocida serie de televisión (y no vamos a decir más).
Todos aquellos que trabajamos dentro el ámbito de la seguridad de la información, ya conocemos a este espécimen, pero por si hay alguien que aún no tiene claro de lo que estoy hablando, explico brevemente al tipo de malware al que me refiero.
Conocemos como ransomware a todo aquel malware que nos bloquea el acceso a (parte o toda) la información almacenada en el dispositivo comprometido, mediante el cifrado de ésta con una clave que desconocemos, y que pide un rescate económico a cambio de recuperar el acceso a dicha información.