(N.d.E. Nada más volver del pasado verano hicimos una analogía entre la función de la norma ISO 27001 en seguridad de la información y el cinturón de seguridad en seguridad del automóvil. En ella “prometíamos” hacer un repaso a los “anclajes” de ISO 27001, en especial al Anexo A de ISO 27002. Recuperamos dicha serie con esta primera entrada de Antonio Huerta, que habla del Dominio de Control 8: Seguridad relacionada con Recursos Humanos)
Estimados lectores, muy frecuentemente el primer pensamiento por parte de las empresas a la hora de afrontar la seguridad viene marcado por fuertes inversiones, como pueden ser costosas soluciones en infraestructura de red (IDS, Firewall), la compra de antivirus centralizados, suites de ServiceDesk, o laboriosos proyectos de consultoría. Si bien acometer dichas proyectos o compras de este tipo es un requisito para la consecución de cierto grado de seguridad empresarial, no resulta ser la panacea a la totalidad de los problemas de seguridad.
Cuántas veces han visto ustedes o incluso han empleado en presentaciones la frase: la cadena es tan fuerte como su eslabón más débil. Todos a estas alturas sabemos cuál es el activo que genera mayor riesgos a una empresa y que a menudo no contemplamos en nuestros análisis de riesgos: el empleado. De poco sirve que tengamos las medidas más sofisticadas, si mediante un simple correo electrónico cualquier empleado puede enviar informes clínicos a cualquier persona, no es consciente del problema de tirar los curricula de los candidatos descartados a un contenedor de basura cualquiera o se instala un programa P2P y comparte por descuido el contenido total del equipo. Dejando de lado problemas más graves que involucran a personal responsable o con privilegios de administración a los equipos.